lunes, 15 de septiembre de 2008

Gato con carácter

¿Los gatos miran con odio? Prometo solemnemente que le caigo mal a mi gato. Ronronea cuando le toco, entrecierra los ojos, las orejas palante... pero cuando se le va la castaña, ZAS, me pega un zarpazo, se lia a morderme y tengo que bajarlo. También puede ser que este jugando... ¡pero yo soy de las que piensan mal!

De momento, en ocasiones sale corriendo como un poseso, como si acabara de pegarle o algo. Y acto seguido sale detrás mio, ¡a por las zapatillas! ¿Me odia a mi o a mis zapatillas?

Necro

Este verano he estado trabajando en un museo muuuuuy chiquito. Tan chiquito que estoy yo sola. Hace una semana, escuche maullar fuera y me asomé: un gatito muy pequeño, muy flaco y muy sucio. Me acerqué y se dejo tocar, mientras ronroneaba, y tras hacerle un poco caso me volví a meter para dentro. Con la única cuestión que el gato decidió que aquello de que le hicieran caso estaba genial y se quedó maullando fuera ¡dos días!. Le traía comida, le hacía caso de vez en cuando, pero él de ahí no se movía.

Seguro que se ve venir como acaba la historia. Necro (que es así como se llama) se vino conmigo a casa y después de alimentarse bien durante un par de días está sacando un panzón que más querrían otros para si. Juega con todo lo que se mueva e intentamos que se acostumbre a los hamsters (de momento solo se los mira y de vez en cuando se sube encima de la jaula).Y, por cierto, aquello que dicen de que los gatos son superlimpios es cierto: en un par de días aprendió a usar el cajón de arena. Limpios y listos.

Ya os pondré una foto del nuevo inquilino de casa...

domingo, 7 de septiembre de 2008

Comenzando

Cuando era pequeña mi madre me llamaba "Pegotitos". Si leía, dejaba el libro donde fuera. La ropa sucia en el suelo de la habitación, los deberes en la mesa del comedor, un vaso de algo a medio beber encima de la mesita... Y así, siguiendo mis rastros, sabía exactamente donde me encontraba. Y tras una bronca de aquellas que echa ella, ponía los ojos en blancos y decía con rentintín: "Aaaaaaah, pe-go-ti-tos". Recalcando cada sílaba.

Cuando me casé, mi marido se encontró con el mismo "problema". La ropa por doblar, encima de la cama; los apuntes, en la mesa del comedor; las facturas, junto al ordenador. Y cuando se lo comentó a mi madre, esta le contó rápidamente la historia de Pegotitos y, obviamente, se me ha quedado el mote. Por supuesto, ni mi madre ni mi marido lo utilizan para humillarme o maltratarme. Es algo gracioso, íntimo. Algo entre nosotros.

Pegotitos nunca acaba nada, pero lo empieza todo. Pegotitos tiene buenas intenciones, pero con la mala memoria que tiene, raras veces las cumple. Pegotitos es fácil de localizar por el rastro que deja tras de sí.

Pegotitos está intentando cambiar. Veamos que puede hacer.

Pegotitos talking.