jueves, 27 de agosto de 2009

domingo, 23 de agosto de 2009

Resident Evil veraniego

Estamos en casa, media tarde. Se respira tensión en el ambiente, los dos con los ojos clavados en la pantalla del televisor mientras Marc mueve el mando de la Wii. Pega un respingo: hemos escuchado un ruidito en la habitación que estamos investigando. Cuando se gira vemos un horda de zombies que se dirige hacia nosotros.

- ¡Cuidado con ese zombie! ¡El de la motosierra, dale, dale, DALE!
- ¡Aaaaaaaaaaahhhhhhhhh!


Una cabeza rueda a los pies del zombie con complejo de leñador. Es nuestra cabeza pero yo no puedo parar de llorar de la risa con el grito tipo soprano suelta que acaba de regalarme Marc. Volvamos a intentarlo.

- Ponte en ese hueco, así no te pueden venir por la espalda.
- Vale….
- ¡Que te cogen! ¡Te han cogido! ¡Mueve el mando, muévelo!

Pasa un mando volando, rozándome las narices. Parece que se ha puesto nervioso y ha reinterpretado “Muévelo”, por “Tíralo”. A veces, la conexiones neuronales son extrañas. Volvamos otra vez, pero esta vez manejo yo.

Me adentro en una de las casas del pueblo. Comienzo a registrarlo todo y encuentro una escopeta y algo de munición. Comienza una música suave de tensión, parece que hay alguien más en la casa.

- Eva, cuidado… ay, que miedo, con la música y todo… no podré dormir esta noche…

Aparece de la nada el propietario de la casa con una hacha en la mano. Marc grita, me asusta, grito yo, el dueño de la casa se lía a hachazos con nosotros al grito de “Cabrones”. Me han vuelto a matar.

Pero no importa. La verdad es que los hartones de reír que me doy con Marc asustado no tienen precio. Esta noche volveremos a intentarlo, a oscuras para que el efecto sea mejor.