domingo, 7 de septiembre de 2008

Comenzando

Cuando era pequeña mi madre me llamaba "Pegotitos". Si leía, dejaba el libro donde fuera. La ropa sucia en el suelo de la habitación, los deberes en la mesa del comedor, un vaso de algo a medio beber encima de la mesita... Y así, siguiendo mis rastros, sabía exactamente donde me encontraba. Y tras una bronca de aquellas que echa ella, ponía los ojos en blancos y decía con rentintín: "Aaaaaaah, pe-go-ti-tos". Recalcando cada sílaba.

Cuando me casé, mi marido se encontró con el mismo "problema". La ropa por doblar, encima de la cama; los apuntes, en la mesa del comedor; las facturas, junto al ordenador. Y cuando se lo comentó a mi madre, esta le contó rápidamente la historia de Pegotitos y, obviamente, se me ha quedado el mote. Por supuesto, ni mi madre ni mi marido lo utilizan para humillarme o maltratarme. Es algo gracioso, íntimo. Algo entre nosotros.

Pegotitos nunca acaba nada, pero lo empieza todo. Pegotitos tiene buenas intenciones, pero con la mala memoria que tiene, raras veces las cumple. Pegotitos es fácil de localizar por el rastro que deja tras de sí.

Pegotitos está intentando cambiar. Veamos que puede hacer.

Pegotitos talking.

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