lunes, 15 de septiembre de 2008

Necro

Este verano he estado trabajando en un museo muuuuuy chiquito. Tan chiquito que estoy yo sola. Hace una semana, escuche maullar fuera y me asomé: un gatito muy pequeño, muy flaco y muy sucio. Me acerqué y se dejo tocar, mientras ronroneaba, y tras hacerle un poco caso me volví a meter para dentro. Con la única cuestión que el gato decidió que aquello de que le hicieran caso estaba genial y se quedó maullando fuera ¡dos días!. Le traía comida, le hacía caso de vez en cuando, pero él de ahí no se movía.

Seguro que se ve venir como acaba la historia. Necro (que es así como se llama) se vino conmigo a casa y después de alimentarse bien durante un par de días está sacando un panzón que más querrían otros para si. Juega con todo lo que se mueva e intentamos que se acostumbre a los hamsters (de momento solo se los mira y de vez en cuando se sube encima de la jaula).Y, por cierto, aquello que dicen de que los gatos son superlimpios es cierto: en un par de días aprendió a usar el cajón de arena. Limpios y listos.

Ya os pondré una foto del nuevo inquilino de casa...

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