lunes, 17 de noviembre de 2008

Limpieza

Mis padres vinieron este Sábado a cenar a casa. Mientras cenábamos, mi madre se quedó embobada mirando al gato y finalmente preguntó intrigada: "¿Limpiáis con algo al gato?". Y yo, claro, cada dos semanas con un jabón seco (y no es broma). "Es que el pelo que tiene blanco está muy blanco..."

Para poneros en antecedentes, os diré que mi madre debe tener un trastorno obsesivo compulsivo, porque lo suyo no es normal. Hace cosas como meter sartenes en sosa para quitarles la grasa (pero en el camino se lleva también el teflón). O lavar los mandos de la tele con alcohol, desinfectándolos. De hecho, ha tenido dos mujeres que venían a ayudarla en casa. Una de ellas le dice que no conoce a nadie tan obsesionada por la limpieza. La otra, que está aprendiendo mucho en su casa y que va a aplicar lo que ha aprendido en el resto de las casas a las que va.

¿A que ahora el comentario del gato no parece tan normal?

Después de la cena los llevamos a ver los barcos del puerto, entre ellos el de un supermillonario dueño de un equipo de fútbol inglés (el Chelsea, creo). Un imponente barco, casi un transatlántico. Increíblemente enorme. Y mientras los demás nos maravillábamos con cosas como cuanta gasolina debía gastar o si tendría un campo de fútbol en cubierta, mi madre murmuró: "¿Cuánta gente debe trabajar aquí para tenerlo tan limpio? Mira como relucen esas barandillas..."



Lo dicho. Una obsesa. Vete a saber que trauma increíble debe de guardar dentro.

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