miércoles, 18 de febrero de 2009

El señor Andreu

Mis vecinos de abajo tienen una panaderia. Una de la de antes, donde el pan se hace por la noche, así que todas las noches el hombre se va a trabajar cuando la mayoría nos vamos a dormir. Se le nota en la cara que no debe ser un trabajo fácil ya que parece cansado la mayor parte del día. Sin embargo también es un hombre enérgico a su manera, delgado y luce sus 63 años con la apariencia de un hombre más joven. Su mujer se encarga de atender durante el día, así que apenas se ven. Son una pareja trabajadora, con los hijos ya criados y estabilizados y deseando pillar la jubilación para cerrar el negocio y poder vivir la vida con tranquilidad.

En los viajes en ascensor, cuando más intimas con tus vecinos, el hombre siempre tiene una palabra amable, pregunta por la pierna de Marc y siempre, siempre, repite la misma anécdota: su hijo perdió un trabajo muy bueno por culpa de una lesión que se hizo jugando al fútbol.

Este verano se cayó mientras hacía el pan y se fracturó la clavícula. Nada grave, se podía recuperar solo con rehabilitación, "aunque los médicos me han dicho que quizás cuando sea mayor me puede molestar así que me recomiendan que me opere para que me pongan un refuerzo" nos dijo en uno de los viajes en ascensor.

Así que ayer entró en quirófano para operarse. Y no salió.

Ya no habrá ni jubilación, ni disfrutar de la vida una vez cierre el negocio. Ni noches en vela haciendo pan. Ni contar siempre la misma anécdota sobre su hijo.

Es muy triste que te pases toda la vida sin vivir, esperando a mañana para disfrutarla... y que ese mañana no llegue nunca. Muy triste.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo a veces pienso en eso.
en que la vida termina cuando menos lo esperas, cuando menos parece que vaya a terminar.
Y asusta. asusta mucho.

Pobre panadero, y pobre mujer..

exote de menos, phea :*****

carmncitta dijo...

jo, qué chungo...:(

Daniesku dijo...

Me acabas de poner los pelos como escarpias... Conozco varias historias de este tipo y la única reflexión que se me ocurre es CARPE DIEM...
Por cierto gracias por el enlace!!
Mucho gusto!!

Daniesku

Wendeling dijo...

Conozco demasiado cerca esa historia, no de tu amigo el panadero en particular, sino la de mi padre; siempre hablaba de los viajes que iba a hacer con mi madre cuando se jubilara, de los sitios que le iba a enseñar, de los no madrugones... nunca llegó.

Besos de una maia.

MAFALDA dijo...

Bufff..vaya historia!!..estas historias son las que nos tienen que cambiar el chip y dedicarnos a vivir la vida cada instante..no solo pensar en lo que haremos mañana..

Pobrecillo toda la vida trabajando, sin poder disfrutar de su familia ni de su vida..y ahora...


Bueno un besazo enorme guapa

Mary Lovecraft dijo...

Ay por dios niña, qué historia más horrible...

cada día estoy más convencida, no sé cómo la gente se mete en los quirófanos tan alegremente, con lo chungo que es, que te puedes quedar y no volver, como le pasó a tu vecino, y eso que el pobre no lo hizo por gusto.

una pena, fuertísimo...

Cactus dijo...

Joder, me he quedado sin palabras.
Por una operación de clavícula no salió del quirofano?

Menuda paliza para la familia.

Un besazo guapa,